Tan pequeña y traviesa,
llena de color y pureza.
Tan bonita y sencilla,
no soñabas con grandes maravillas.
No más que una abierta familia,
y nos llenabas de magia cuando reías.
Te sigo recordando, ricitos de oro,
cuando me llamabas "hermana",
y te subías a mis hombros.
Cuanto te sentías grande y perdías la timidez,
lograbas poner mi mundo al revés.
Gracias por aquellas tardes de sensaciones tibias,
explorando alrededores, las mil y un orillas.
Negrita mia, sigo viviendo por vos y tu cariño,
al que mantengo, gracias a mil locuras entre niños.
Ame tu blog, espero que estemos en contacto, un saludo desde Durango.
ResponderEliminarahora soy tu seguidor, me encanto tu blog
ResponderEliminar